Cárteles mexicanos reciben armas y municiones rusas de alto poder

Militares rusos y ucranianos venden sus armas y éstas llegan a México vía Nicaragua.

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Ciudad de México.- La sofisticación del armamento en manos del crimen organizado mexicano ha dado un salto preocupante.

Autoridades federales advierten que rifles, fusiles y municiones de origen ruso, algunos de ellos considerados “trofeos” de guerra en Ucrania, están llegando a grupos como el cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y el cártel de Sinaloa (CDS).

El nuevo arsenal supera en capacidad al armamento estándar de la mayoría de policías estatales y municipales. Entre las piezas más peligrosas se encuentran el rifle de asalto AK-12, con freno de boca para ocultar el destello; el fusil AS VAL, con silenciador integrado y munición subsónica, y el fusil de francotirador VSS Vintorez, capaz de disparar proyectiles de plomo a más de 330 metros por segundo sin apenas ruido.

Además, se han detectado lanzagranadas con alcance de hasta un kilómetro, granadas de mano y cartuchos de fabricación rusa altamente valorados por su precisión.

Decomisos históricos

La alerta se encendió en marzo de 2022, cuando la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) informó que incautó un arsenal en una casa de seguridad del cártel de Sinaloa en Navojoa, Sonora: tres cuartas partes de los cartuchos eran rusos.

Las investigaciones trazaron la ruta: de Moscú a Managua, pasando por Chiapas y terminando en manos del CDS y el CJNG. El hallazgo coincidió con el tercer año de la guerra en Ucrania, conflicto que ha propiciado la salida de veteranos y delincuentes rusos liberados que regresan con armas capturadas en combate, muchas sin registro y obtenidas de fuerzas ucranianas o del mercado negro.

Antes de la guerra, se calculaba que en Rusia había 7 millones de armas legales en manos civiles y 12 millones ilegales. Pero a diferencia de los viejos rifles de caza, el material que llega a México es moderno, funcional y compatible con otras plataformas que los cárteles ya operan: drones explosivos, vehículos blindados y ahora, incluso minas improvisadas.

En marzo de este año, Serguéi Shoigú, secretario del Consejo de Seguridad de Rusia, anticipó que la demanda de armamento ruso crecerá por su eficacia demostrada en combate.

Expertos como Robert J. Bunker y John P. Sullivan dijeron a medios como la BBC y The New York Times que la adopción de drones, minas terrestres y armamento de alto poder marca “una escalada de violencia potencialmente indiscriminada” que podría replicarse en otros grupos criminales del país.

En videos recientes, presuntos sicarios exhiben ametralladoras PKM (rusas), Tipo 67 (chinas) y lanzagranadas RPG, rusas. Un catálogo más propio de frentes bélicos que de la delincuencia organizada tradicional. Aunque no es común, el uso de armas rusas y chinas en México no es nuevo.

Davey Aguilera, exagente de la ATF en Estados Unidos, recuerda que en los noventa llegó a ver este tipo de armamento en un 2 por ciento de los decomisos, la mayoría proveniente de Moscú, vía Nicaragua y entrando por Chiapas y Oaxaca.

Hoy, el 90 por ciento de las armas que entran al país lo hacen desde Estados Unidos, pero el resto proviene de Europa y Asia, según funcionarios de la Secretaría de Relaciones Exteriores.

Producción casera

El CJNG también ha desarrollado fábricas clandestinas de fusiles en México. Desde 2014, autoridades hallaron en Guadalajara un taller capaz de producir hasta 200 fusiles AR-15 al mes.

Los fabricantes elaboraban piezas clave a partir de bloques de aluminio, lo que hacía imposible rastrear el armamento. Estos fusiles, ligeros y resistentes, se ensamblaban con piezas adquiridas en Estados Unidos y pasan en lotes pequeños por la frontera.

Aunque inicialmente eran “armas hechizas”, hoy son parte esencial del arsenal del cártel debido a su poder.

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