México.- Este 19 de septiembre sonó la alerta sísmica en México como parte del Simulacro Nacional en conmemoración de las víctimas de los terremotos de 1985 y 2017. Millones de personas participaron en el ejercicio de prevención, y como ocurre cada año, no faltó la conversación sobre el famoso “bolillo pa’l susto”, una tradición profundamente mexicana que ha pasado de generación en generación. Pero, ¿qué tan cierto es que comer un bolillo ayuda después de un sismo o un sobresalto?
El efecto del susto en el cuerpo
Cuando una persona escucha la alerta sísmica o experimenta un temblor real, el cuerpo activa de inmediato el sistema nervioso simpático. Esto provoca la liberación de adrenalina y cortisol, lo que acelera el corazón, aumenta la respiración y puede generar sensaciones como vacío en el estómago, mareo, temblor en las manos o incluso náuseas. Según la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el organismo también consume más glucosa en esos momentos, pues necesita energía rápida para reaccionar.
El papel del bolillo tras un sismo
El bolillo, un pan típico mexicano, es rico en carbohidratos. Al comerlo después de un susto, el cuerpo recibe un rápido aporte de glucosa, lo que puede ayudar a estabilizar los niveles de azúcar en sangre si estaban bajos, sobre todo si la persona estaba en ayunas. Además, el simple hecho de masticar y enfocarse en comer actúa como una distracción que ayuda a calmar la mente y reducir la ansiedad momentánea.
De acuerdo con la Gaceta UNAM, el bolillo también se asocia a un componente emocional: el cariño de quien lo ofrece, la tradición cultural y el confort psicológico que genera. Por eso, aunque no es un tratamiento médico, puede ser útil como medida de alivio.
¿Es mito o realidad?
El “bolillo para el susto” sí tiene efectos reales, aunque limitados. Ayuda a estabilizar el cuerpo y brinda tranquilidad emocional, pero no elimina el miedo ni sustituye atención médica en caso de crisis de ansiedad o desmayos. Tampoco previene enfermedades como la diabetes, mito que se ha transmitido erróneamente.